viernes, 6 de mayo de 2011

Creación del Ejército del Aire

Nace el Ejército del Aire.
" Primeros intentos de creación de unidades Paracaidistas."

El ejército del Aire fue evolucionando entre 1.936 y 1.939, sin que ninguna disposición oficial ampare su creación como tal. Según la de Ley de 7 de octubre de 1.939, Ley que lo estructuró, aludía en su preámbulo la necesidad de consolidad su existencia, según dicha Ley, el Ejército del Aire, en el que se integró la oficialidad profesional y la de complemento, quedaba constituido de la siguiente forma: Estado Mayor General, las Armas de Aviación y las Armas de Tropas de Aviación, El Cuerpo de Ingenieros Aeronáuticos, los Servicios de Ingenieros, Intendencia, Sanidad, Jurídico, Eclesiástico, e intervención, más los Cuerpos Auxiliares de Especialistas y de Oficinas Militares.

Se crea el Arma de Tropa de Aviación, embrión de los futuros paracaidistas. Este Arma, integrado dentro de Ejército del Aire, nacería el 9 de Noviembre de 1.939, y según el Decreto publicado dice lo siguiente:
La importancia de los servicios que prestan las tropas que guarnecen los campos, edificios y establecimientos propios del Ejército del Aire, que forzosamente y por una ordenada subdivisión de actividades han de estar encuadradas en organizaciones distintas del Arma Aérea, aconsejan reunirlas en un arma especial, aunque manteniendo con aquella enlaces y relaciones que se derivan del armónico ajuste y empleo del Ejército del Aire. En su virtud a propuesta del Ministerio del Aire y previa deliberación del Consejo de Ministros.


DISPONGO:
Artículo segundo.- Al Arma de Aviación corresponde normalmente la guarnición y custodias de los campos, edificios y establecimientos militares del Ejército del Aire y la ejecución de los servicios que por reglamento se le encomienden, formando parte de ella las Unidades de parachutistas que se
 organicen en el citado Ejército para, en unión del Aérea, actuar táctica o estratégicamente en la retaguardia enemiga o donde su acción considere indispensable.

Artículo Tercero.- Las Tropas de Aviación se agruparán en un Mando Superior, cinco Legiones, tres Banderas Independientes, y una Bandera Especial de parachutistas, de estructura y fuerza similar a las unidades análogas del Ejército de Tierra.

Artículo Cuarto.- Todos los pertenecientes a las unidades Parachutistas habrán de proceder del voluntariado.


Se creyó conveniente la constitución de una unidad de paracaidistas, dicha unidad se llamó Primera Bandera de paracaidistas, y acuartelada en el Aeródromo de Cuatro Vientos, mandada por el comandante Zayas, pero al no ser dotada de ningún medio ni tener un programa de instrucción, se disuelve al poco. Las dificultades para conseguir material tan especifico para la unidad, y el no contar con suficiente apoyo, hicieron que realmente la unidad no pasara del papel, sobre todo por las dificultades de una guerra recién terminada, y una mundial que empezaba, Quizás no desapareció del todo, pues aunque no se formó unidad de salto con paracaidistas, la semilla ya estaba sembrada,
pues había gente que realmente estaba interesada por esta nueva Arma que servía para el combate.

Y más desde que empezó la II Guerra Mundial, pues eran seguidas las acciones que los paracaidistas tanto de Alemania como posteriormente del bando aliado, ingleses y estadounidenses, llegaban a una España que había quedado al margen de la contienda. Se siguieron con verdadera devoción todo lo concerniente a las acciones que de un bando y otro llegaban a nuestra nación, las hazañas de los paracaidistas: Greta, Monte Cassino, el Día D, y la Operación Markett Garden; suscitaron la emoción de los que consideraban que el paracaídas era una arma estratégica que podía nivelar la balanza de un bando. En la Academia de Tropas de Aviación, en los Alcázares, se trabajaba activamente en pro del paracaidismo. 

 
(Operación Markett Garden)
Profesores y alumnos, en plan particular, se organizaban y realizaban los ejercicios de entrenamientos que de la lectura de estos artículos, sobre todo alemanes, llegaban a sus manos, aprendiendo su forma de actuar. Se volvió a dar un nombre a la unidad de paracaidistas de España, y fue a la Compañía de Honores de la 1ª Legión de Tropas de Aviación, que se llamó “Compañía de Paracaidistas”, y que nunca llegó a saltar, pues su misión se reducía a rendir honores y prestar servicios.

En marzo de 1.946, un decreto crea la Primera Bandera de paracaidistas, dentro de la Primera Legión de Tropas de Aviación a esta unidad se le da un carácter experimental para que promoviera el paracaidismo en España. Por entonces se integran en dicha unidad que ha nacido, algunos componentes que estaban destinados en la Academia de Tropas de Aviación, ubicada en los Alcázares, Murcia. Por Orden Ministerial de 7 de junio (B. O. A. nº 68) son destinados para cubrir las vacantes en la orden de la fundación, los oficiales: capitán D. Luis Villalain Linaje, D. José Pastor Espinosa de los Monteros, mas tarde, el 28 de agosto de 1.946 (B.O.A. nº 105) los tenientes D. Cesar Mosquera Leirado, D. Víctor Marinero Bermúdez, D. Luis Irigoyen, D. José Pérez Ramos, D. Antonio Linares Mohedano, D. Manuel Maseda, y Julián Provencio Gómez. La Bandera de Paracaidistas cuenta muy pronto con cerca de 300 hombres, en su mayoría del Arma de Tropas de Aviación, aunque también entra personal de otras ramas de la Aviación.

 
(Primeros Paracaidistas Pioneros del Ejército Español)
En Septiembre de 1.946, se les destina al Aeródromo de Alcalá de Henares, donde se estaba construyendo la futura Base que albergaría a los alumnos que aspiraban a ser pilotos, la futura Academia General del Aire, y que abandonaron al poco tiempo para instalarse en San Javier, Murcia.

Los futuros paracaidistas durarán un año escaso en Alcalá de Henares, ya que, las obras de construcción no estaban terminadas, barracones y pabellones se encuentran a medias, están puestos los pilares y los armazones de las obras y los pabellones a medio terminar, esta situación hace que la unidad soporte unas condiciones extremas, aguantando el otoño y el invierno, en unas condiciones higiénicas nada favorables, lo cual repercutía en la moral de la tropa allí instalada, temiéndose lo peor, ya que así volvía a planear sobre sus cabezas el fantasma del fracaso, y quizás tal vez, el de la desactivación de la unidad.

Todos pensaban en lo más negro, sabían que de seguir así las cosas, el proyecto de crear una unidad de paracaidismo podría saltar en pedazos, terminando con las ilusiones de muchos de ellos. Las expectativas del salto tampoco eran muy halagüeñas, al carecer sobre todo de material adecuado, no había paracaídas disponibles y tampoco se podía disponer de aviones para poder realizar el salto.

El primero de abril, con motivos de la fiesta de la Victoria, la Bandera desfila por el Paseo de la Castellana en Madrid, primer acto presentación de la unidad, pero en la mente de estos hombres lo único que hay es la expectativa del salto, aunque de momento no lo haya. Con estas ilusiones rondando sobre las cabezas de estos hombres, siempre con un futuro incierto, llegó el nuevo año.



 (Primera Bandera de Paracaidistas de Aviación desfilando en la Castellana de Madrid)

El 13 de enero de 1.947, el Excmo. Sr. General Jefe d0e la Región Aérea Central ordenó lo siguiente:
1º. A partir del uno de enero la 1ª Bandera de Paracaidistas de la 1ª Legión de Tropas de Aviación pasara a denominarse “ PRIMERA BANDERA DE PARACAIDISTAS”, y se constituirá como unidad independiente.

2º. Dicha unidad dependerá únicamente de esta jefatura en lo referente a instrucción, disciplina, dotación de material, equipo, alojamiento y administración. Su empleo queda reservado al Alto Mando de este Ejército.

3º. Será considerada como preferente en cuanto se refiere al armamento y equipo, del que deberá encontrarse en todo momento dotada al completo con las existencia en el Parque Regional o retirándolas de otras unidades.

4º. Sus necesidades de material, locales, elementos de instrucción, etc., etc. serán consideradas como de máxima urgencia.

5º. Su personal no será designado para ningún cometido que le separe del servicio de armas que le
 está encomendado.

6º. Dicha unidad se mantendrá, en todo momento, al completo de sus efectivos, a cuyo efecto el jefe de la misma, comunicará a este Estado Mayor (1ª Sección) las necesidades de personal que puedan presentarse.

Esta orden da nuevas expectativas de vida a todos los componentes de la unidad, ellos que pensaban que poco más de unos meses les quedaban de existencia, ven con mucha ilusión que su querida unidad pueda salir adelante, dándole más brío a sus quehaceres diarios. Esta nueva inyección de optimismo, esta buena nueva recorre sus venas, como sabia benigna que les da una nueva vida. Y ahora por fin parecía que se les reconocía, ponen mucho más empeño en todo lo cotidiano. Pero aún así seguían sin poder saltar. El 10 de marzo de 1.947, la unidad se traslada al edificio de la Escuela de Transmisiones de Ingenieros Aeronáuticos en Cuatro Vientos, que en la actualidad es la Escuela de Transmisiones, donde las condiciones de vida son infinitamente mejores a las de Alcalá de Henares.


 (Escuela de transmisiones del ejercito del aire, Cuatro Vientos (Madrid) 

Por aquellos años, España se hallaba aislada del resto del mundo debido a una resolución de la recién creada Organizaciones de las Naciones Unidas, ya que nos consideraban un país afín a las naciones derrotadas en la II Guerra Mundial. En estas circunstancias tuvimos que buscar un país aliado que nos ayudaras en la tarea de realización de nuestros proyectos paracaidistas (y en otros aspectos tantos económicos como la ayuda a la población). Ese país fue entre otros la Republica Argentina, hacia este país hermano nuestro, marchó una comisión compuesta por los capitanes Salas y Pastor para ver las posibilidades de aprovechar las infraestructuras que este país poseía, para que a su vez nosotros pudiéramos empezar a realizar los cursos en la Escuela de Paracaidismo en la ciudad de Córdoba. Tras volver a España, informaron al Jefe del Estado Mayor del Aire de la necesidad de enviar un grupo reducido de oficiales para realizar el curso con saltos reales, y a constituir la base de la futura Escuela en España.

A este país fueron enviados el capitán Salas Larrazábal, el teniente Villamil y el brigada Corral, en febrero de 1.947. Aquí siguieron el curso el teniente y el brigada, pero el capitán Salas, a medio terminar su curso, fue requerido urgentemente en España.
Don Ramón partió hacia nuestro país, se estaba organizando una Escuela de Paracaidistas y hacía falta que el que sería director de la Escuela estuviera presente. ¿Pero que estaba ocurriendo en España durante los meses que los tres oficiales estuvieron realizando el curso?
Por aquella época era de Jefe de Estado Mayor del Aire el general D. Francisco Fernández y Gonzales Longoria, y era Ministro del Aire D. Eduardo González Gallarza, cuando se empieza a hablar de unidades de paracaidistas de combate. 

El Boletín Oficial del Ejército del Aire nº 97 en el día 17 de Agosto de 1.947, publicó la siguiente Orden Ministerial:

“Dirección General de Instrucción. Escuelas. Se crea en este ejército, la Escuela Militar de Paracaidistas, cuya instalación se fija en el Aeródromo de Alcantarilla (Murcia), quedando afecta administrativamente a la Mayoría de la Academia de Tropas de Aviación. La misión de estas Escuelas será la formación moral, física y técnica de los mandos y tropas de las Unidades
de Cazadores Paracaidistas, tanto en la ejecución de los lanzamientos, como su especial instrucción militar, a fin de que puedan incorporarse a las unidades en condiciones de proseguir la instrucción colectiva y de aplicación. El profesorado de esta Escuela estará constituido por un Director Jefe, y los Profesores, Ayudantes de Profesores e Instructores necesarios para sus fines, contando además con personal para su administración, asistencia y régimen interior.
 


 (Aeródromo de Alcantarilla, Murcia)
Todo este personal, excepto el de especialista, será de Armas de Tropas de Aviación y se le considerará como destinados en unidades activas. Asimismo les será de aplicación los beneficios señalados en el Decreto de 22 de septiembre de 1.944 (BOEA nº 120) relativo a los devengos del profesorado de los distintos Centros de Instrucción de este Ejército. La Escuela afectará dos cursos anuales de formación de Oficiales, Suboficiales y Tropas, y al final de los cuales se otorgará el título de “Cazador Paracaidista” a los que superen con mucho éxito las pruebas siguientes:

Realización de un mínimo de seis saltos desde avión, de los cuales dos, por lo menos, serán colectivos.
Obtener la calificación de apto en el conjunto de materias teóricas, teórico-practicas y prácticas de que conste el curso.

Los cursos tendrán una duración aproximada de cuatro meses, iniciando la Escuela el primer curso el 15 de septiembre del año actual. Para las prácticas de vuelo y lanzamientos, se afectará una unidad de transporte a la Jefatura del Grupo de Escuelas de Levante, de la cual solicitará el Jefe de la Escuela de Paracaidistas los servicios necesarios. Dado en Madrid el 15 de agosto de 1.947. Firmado el Ministro del Aire J. González Gallarza.

Una Orden Ministerial de 2 de septiembre destina a todo el personal de la Primera Bandera a hacer el curso de paracaidismo en Alcantarilla. Esto era lo que estaba sucediendo en España por aquellas fechas, y por eso la salida tan apresurada y sin poder terminar el curso que tuvo que realizar el capitán Salas Larrazábal, se le estaba requiriendo para dirigir la futura Escuela de Paracaidistas, un gran sueño que a un puñado de hombres los dirigía hacia un gran ideal: el paracaidismo. Al salir hacia Argentina el capitán Salas Larrazábal, se hace cargo del mando de la Bandera el capitán Javier Alario.

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